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La educación emocional en Infantil

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La educación emocional en Infantil

La salud mental de los niños y adolescentes está más a la orden del día que nunca. Es necesario prestarle atención, atenderla y, sobre todo, educarla desde edades tempranas. Es aquí donde entra en escena la educación emocional, entendida esta como el “proceso de enseñanza de las habilidades emocionales mediante el acompañamiento y apuntalamiento de la persona en el ejercicio y perfeccionamiento de las mismas”, según Lucas J.J Malaisi, presidente de la Fundación Educación Emocional. Está estrechamente relacionada con la inteligencia emocional, la cual no existiría sin educación emocional.

“Una de las cosas más interesantes sobre la inteligencia emocional es que su correlación con la inteligencia lógica o formal es cero”, dice Álvaro Bilbao en su página web. Con esto se refiere a que una persona puede ser un genio resolviendo problemas matemáticos, pero, sin embargo, no tener ni idea de cómo gestionar una crisis emocional. De ahí que sea indispensable trabajarla, apartándola por completo de los contenidos curriculares del aula. Y que haya que seguir trabajándola en casa.

¿Dónde reside la importancia de la educación emocional?

La clave principal donde reside la importancia de la educación emocional desde primeros años de la infancia es que las emociones se aprenden y se mejoran durante toda la vida. Si sabemos adaptar esa educación conforme el niño va adquiriendo nuevas habilidades como parte de su desarrollo natural, conseguiremos que tengan las herramientas suficientes para desenvolverse en el mundo de manera placentera y que sean capaces, no solo de pensar por sí mismos, si no de tener empatía y la capacidad de regular cualquier crisis emocional a la que se tengan que enfrentar de manera sana y calmada. “Sin acompañamiento emocional, el niño crece con inseguridad, celos y baja autoestima”, explicaba la educadora Tania García en una entrevista para el diario El País. En la misma asegura que acompañar emocionalmente es sostener las emociones de los niños mediante la escucha, la empatía, el respeto y el amor incondicional. “En el día a día se trata de estar ahí cuando nuestros hijos no necesitan y sientan, para ser capaces de atender a sus necesidades cerebrales reales”

Para ello, como decimos, hay que empezar desde la primera infancia. Lo más importante es que enseñemos a los niños que no hay emociones buenas ni malas y que todas son legítimas de ser sentidas, pero que aquellas que producen más malestar psicológico, no deben ser capaces de condicionar nuestro estado de ánimo, como tampoco deberían condicionarlo las que nos aporten sensación de bienestar.

¿Qué pasa si no damos importancia a la educación emocional infantil?

La importancia de la educación emocional durante la infancia reside, sobre todo, en que es una herramienta imprescindible para enseñar a los niños a controlar y gestionar tanto sus impulsos, como sus emociones. Forma parte de esa educación que va más allá de los contenidos curriculares, la educación que sirve para poder vivir en sociedad, para ser mejor persona, para desarrollar las archiconocidas ‘soft skills’.

“La educación emocional es básica para el crecimiento de futuros adultos equilibrados y serenos”, afirma el neuropsicólogo Álvaro Bilbao en su página web.

De no darle la importancia que merece nos encontraremos ante niños que no son capaces de regular sus emociones, que alargan la etapa de rabietas mucho más tiempo del deseado y que, incluso, siguen encontrando las mismas dificultades para regular sus emociones y sentimientos en la etapa adulta.

Esto puede derivar en personas con baja autoestima, pero también en personas que utilicen la violencia cuando se sientan enfadados o frustrados o que se pongan nerviosos y no sepan cómo reaccionar cuando les saquen de su zona de confort.

Rabietas, en el camino hacia la maduración emocional

Como parte de esa educación emocional los niños atraviesan varias crisis madurativas hasta que llegan a la etapa adulta.

La primera es una de la que más agobia a los padres: las temidas rabietas o pataletas. A menudo, las familias tienden a pensar que es una forma de llamar la atención o de ‘fastidiar’ hasta que consiguen lo que quieren por pura pesadez. Pero lo cierto es que todo eso es un error: las rabietas son un síntoma de que el desarrollo emocional está teniendo lugar y está dando frutos.

¿Qué hay que hacer entonces con ellas? Tener mucha paciencia y, sobre todo, aprender a gestionarla con los pequeños como parte de esa educación emocional.

Cuando tu hijo llora, patalea o grita en medio de un supermercado o en casa cuando no le dejas seguir jugando con ese juguete, no lo está haciendo para conseguir salirse con la suya, está experimentando emociones más complejas de las que ha sentido hasta ese momento y gestionándolas con las pocas herramientas que tiene hasta ahora: el llanto, el grito y la fuerza.

Queda en la parte de las familias (y también del centro educativo) aportar poco a poco esas herramientas que el niño necesita para alcanzar el grado de maduración emocional que le permita enfrentarse a esas emociones con autocontrol, aunque esas herramientas no podrán llegar hasta los cuatro o cinco años, pues su cerebro antes no es lo suficiente maduro.

Hasta ese momento, los padres podéis optar por herramientas de educación en positivo como el rincón de la calma, las respiraciones conscientes, ofrecer un abrazo hasta que se calme y, sobre todo, saberse poner en el lugar del menor con empatía, pero con firmeza. Los expertos no recomiendan, por ejemplo, ceder a las rabietas, ni ignorar al peque, ni mucho menos hacerle sentir culpable una vez que pase de haberla tenido.

Otras crisis madurativas

La etapa de las rabietas es, como decimos, la primera crisis a la que se enfrentarán los niños en su camino hacia la maduración emocional. Después de ella vendrán otras pequeñas hasta llegar a la siguiente más importante: la adolescencia. El niño está formando su personalidad, quiere ser independiente, buscar su personalidad y también buscar su lugar en el mundo.

En este momento, el papel de los padres pasa por el de figura de autoridad pero, sobre todo, de figura que aporte apoyo, comprensión y espacio al niño que está dejando de serlo para convertirse en un adulto joven.

Educación emocional en Agora Lledó

En Agora Lledó International School nos tomamos muy en serio la educación emocional y en valores de nuestros estudiantes. Por eso, añadimos a nuestro currículo educativo otras actividades que permiten ofrecerles una educación mucho más completa, como la educación musical que está ínfimamente relacionada con las emociones y los sentimientos.

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